domingo, 5 de junio de 2016

Anorexia y Bulimia : el precio de la intransigencia emocional

Los trastornos de la alimentación como la anorexia y la bulimia suponen un reto para nuestra sociedad. Aunque su tasa es mayor en chicas adolescentes, lo cierto es que los chicos no se escapan y las mujeres que han superado la adolescencia tampoco son inmunes a padecerlos.
El término “buena chica” se asocia con hermetismo, pulcritud, calidez, control emocional y un sinfín de exigencias que ponen barrotes al desarrollo espontáneo y natural de cualquier ser humano. El estereotipo, detrás del que se esconden una gran cantidad de demandas, condena precisamente a las mismas adolescentes que le hacen publicidad. 
Una forma fácil de controlar su peso, de controlar su cuerpo, de controlar su imagen es mediante los sacrificios alimentarios. Renuncias voluntarias que en la mayor parte de los casos son indocumentadas, mal gestionadas y, por lo tanto, con una alta dosis de frustración. Esta forma de relacionarse con la comida es, en el fondo, su manera trágica de manejar y derivar su propio sufrimiento. El propio anhelo de ser quienes no son, el desprecio a lo que ven cuando se miran en el espejo.
Anorexia y bulimia:
Existen dos subtipos de anorexia, la restrictiva y la purgativa (purgarse es toda conducta compensatoria para eliminar el alimento ingerido). La anorexia de tipo no purgativo se asocia a perfeccionismo, rigidez, hiperresponsabilidad y sentimientos de inferioridad. La tipo purgativo (además de la total restricción de alimentos llegan a purgarse) se asocia con un historial familiar de obesidad, sobrepeso premórbido, impulsividad, reacciones distímicas, labilidad emocional y conductas adictivas.
En la bulimia nerviosa son habituales las purgas o conductas compensatorias. En esta bulimia nerviosa prototípica, con purgas, existe mayor distorsión de la imagen corporal, más patrones de alimentación anormales y más problemas psicológicos asociados.
El no purgativo (existe un gran atracón pero no conductas compensatorias); podría parecerse a un trastorno por atracón pero no lo es porque existe la idea sobrevalorada de peso y figura. Este subtipo se asocia con otros problemas como la ideación suicida, las conductas adictivas y los trastornos de control de impulsos.
Se sienten solas:
Muchas de las chicas y chicos que padecen alguno de estos trastornos consiguen restaurar la normalidad en sus vidas. Hacerlo es un trabajo duro, costoso, que requiere de paciencia y en el que habitualmente se sufren recaídas. Sin embargo, para conseguir vencerlo es necesario el apoyo de las personas que quieren a la persona que sufre el trastorno.Su apoyo, su fe y su persistencia para conseguir salir de túnel son fundamentales.

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